Nota del Editor: el autor Alejandro Díaz es el co-host de “AchoEnSerio el Podcast” el cual pueden escuchar en aquí.
Lo pueden seguir en Twitter @achoenserio
Hola mi nombre es Alejandro y soy lo que los fanáticos fieles del fútbol llamarían un ignorante. A ellos yo los llamo elitistas, pero eso no viene al caso. Me gusta el fútbol. Conozco las reglas, aprecio la estrategia y admiro sus jugadores, a quienes considero los mejores atletas del mundo y nadie puede refutar eso. Hay unos días en la semana en el cual mi TimeLine en twitter es invadido por información y análisis aficionado particularmente de la llamada Liga. No hay más ninguna aparentemente. Sólo esta, LA LIGA. Una liga compuesta por 2 equipos nada más. El Barca, el cual alegadamente se encuentra en Barcelona, y el Real Madrid. Por lo menos eso es lo que veo por ahí, camisas con UNICEF y Bwin al frente. En Puerto Rico a nadie le gusta ningún otro equipo y el fan casual solo se emociona cuando estos dos equipos se enfrentan. ¿El resto de la temporada? Que se joda.
Sé que va a ser un día de fútbol cuando comienzan los twits con el número 11 romano (XI) seguido por nombres raros en un orden que me parece aleatorio pero aparentemente no lo es. Luego de esos twits comienzan los debates de por que esos nombres están mal. Comienza un debate de quien es mejor Xavi con V o Xabi con B. Hablan sobre el novio de Shakira y la eterna discusión ¿quién es el mejor jugador del mundo: CR7 o Messi? Eventualmente descubrí que CR7 era Cristiano Ronaldo y no me tomo mucho tiempo después descubrir que es un huele bicho.
Luego de estas discusiones comienzan los partidos (la madre del que diga juego) y ahí es que se activan los culés, mandriles, merengues entre otros. Admito que no sé a que se refieren estos sobre nombres, por eso soy un ignorante viendo fútbol. Mi parte favorita es ver el juego y leer en mi timeline las discusiones menos objetivas posibles. Ver como dos personas hablan de una jugada de una manera totalmente diferente y yo, como espectador imparcial, opinando diferente a ambos. Leo a las personas quejándose por todo y veo como el deporte nos hace a todos ciegos. Es tan interesante ver como tres personas pueden ver exactamente la misma imagen, la misma acción, la misma jugada y pensar tres cosas totalmente diferentes. Y ni te atrevas a discutirle por que bajaran con toda la furia y el peso de Evelyn Vázquez vs Jay Fonseca o, para ser más contemporáneos, el PIPTwiteando contra Benjamín Torres Gotay.
En fin lo que me gusta ver es como la pasión por el deporte y el amor por un equipo nos hace ver espejismos en la televisión. Los deportes tocan algo dentro de nosotros que altera la realidad de lo que vemos. Y yo lo entiendo perfectamente. Lo que quiero que quede claro con este post es que para mí todos son igual de llorones y todos se tiran al piso fingiendo lesiones. No existe favoritismo hacia un equipo en particular, eso está en la mente de los fanáticos y eso está bien. Es el rol del fanático ser irracional e incondicional. Por eso me encanta el deporte. Me encantan las emociones que desatan dentro de nosotros: felicidad, decepción, angustia, dolor, tristeza, euforia. El fanatismo es tal que lleva a algunos a amar equipos en otros continentes. Nos lleva a algunos a amar equipos en ciudades que nunca hemos pisado y algunos los amamos y no sabemos porque. Yo amo los deportes. No puedo vivir sin ellos. Los amo todos y no tengo afiliaciones particulares… bueno desde que llego Tim “I hate the gays” Tebow oficialmente no tengo equipo favorito. De eso se tratará mi participación en este blog. Hablar de deportes desde la perspectiva de un “equal opportunity hater”.